22 noviembre 2024

Alimenticias: les pidieron que se moderen y subieron un 15 por ciento los precios

Los fabricantes enviaron listas con el triple de aumento permitido en la previa a Precios Justos. Y amenazan con no entregar mercaderías si no les toman las subas.

Los fabricantes enviaron listas con el triple de aumento permitido en la previa a Precios Justos. Y amenazan con no entregar mercaderías si no les toman las subas.

En la previa al inicio de Precios Justos, el plan de congelamiento de precios de productos de la canasta básica por 120 días, las empresas fabricantes de alimentos, bebidas y limpieza volvieron a mostrar los dientes desafiando un pedido del Gobierno: desde el Ministerio de Economía les sugirieron que no remarcaran por encima del 4 por ciento, pero en las horas siguientes los más grandes mandaron a los supermercados listas con aumentos de entre 7 y 15 por ciento. Solo unos pocos aceptaron las pautas del Estado y los que no se bajaron de las remarcaciones avisaron, además, que no entregarán mercadería a aquellos comercios que no tomen las listas con aumentos.

Esta situación, conocida por el ministro de Economía, Sergio Massa, redundó en una embestida más dura y en todos los frentes contra los que incumplan (ver página 4). Los que no colaboren, tendrá acotado el nivel de ayuda del Estado y se endurerecerán inverstigaciones por concentración y multas millonarias sumadas a controles férreos en las industrias que fabrican bienes esenciales.

Según números del mercado a los que accedió Página I12, los que peor se portaron ante el pedido oficial fueron las alimenticias. Algunos casos: Bunge envió una suba de 15 por ciento para el arroz; Porta Hermanos (principal fabricante de alcoholes y bebidas) de entre 12 o 13 por ciento según el producto.

Molinos Río de la Plata pasó entre 7 y 8 por ciento en pastas y arroz. Y las papeleras que monopolizan el mercado pasaron subas muy fuertes: San Andrés de Giles, entre 6 y 9 por ciento; y Papelera del Plata un 7 esta semana, pero con un asterisco. La semana anterior pasó aumentos del 4 y avisó que después del 15 de noviembre volverá a subir otro 4, es decir, quince puntos en un mes. La empresa de cremas y productos de higiene Nivea, pasó un 7 por ciento. Y el mismo porcentaje subió Johnson y Johnson. Todas esas empresas avisaron que sólo abastecerán si les toman ese precio.

Luego, hubo un pelotón que mandó alzas pero volvió atrás. Algunas de ellas, Kimberly Clarck y SC Jonhson. Arcor, la empresa de la familia Pagani, aún no respondió si será parte del congelamiento, algo que sí hizo Mastellone, que produce la leche La Serenísima. Entre los duros también aparece Coca Cola, que como trabaja con dos distribuidoras (Reginald Lee y FEMSA), tiene constantemente fuertes variaciones de precios según zonas.

Una resistencia que no cesa

Este escenario prefigura que las empresas no asumieron, en su gran mayoría, el pedido de moderación del Gobierno en la previa al congelamiento, algo básico para que cuando en diciembre entre a regir Precios Justos, haya un punto de partido lógico para congelar los valores y las empresas no compensen los meses de precios fijos con aumentos muy por encima de la inflación.

La resistencia a Precios Justos no es nueva. Ya este diario contó que las empresas iban a la guerra con Massa y el congelamiento, pero poniendo como excusa que era imposible cumplirle al ministro el sueño de que los 1500 productos a congelar se fabricaran con el precio impreso en el paquete. Como eso se complicaba, Economía decidió no hacerlo y, en su lugar, creó una aplicación que les permitirá a los consumidores comprobar el cumplimiento del plan y el precio fijo con un simple escaneado de código de barras que se hará con el teléfono celular. Pero aún con esta solución alternativa, siguió el boicot contra el programa oficial que aún se lanzó, mostrando que, en realidad, el malestar no era por la impresión de los paquetes sino que la idea no era apoyar ningún tipo de congelamiento.

La secretaría de Comercio Interior que conduce Matías Tombolini, mientras tanto, sigue negociando con las empresas porque Massa quiere que entre diciembre y marzo del 2023 haya un congelamiento efectivo. El objetivo del ministro es un torniquete a precios que pegan fuerte en el IPC para que el año actual no termine superando el 100 por ciento de inflación, una cifra que no difiere mucho en lo real con la que está por debajo del 100, pero sí es simbólica para lo que viene.

En paralelo, lo que el Gobierno busca es que haya un acuerdo de salida ordenada del congelamiento en marzo del año próximo, pero el antecedente del comportamiento empresario en la previa a la medida, no genera demasiadas expectativas positivas.